Triste, lento, aburrido, poca tensión y pocas ganas. Éstas son las palabras que mejor definirían al Barcelona de ayer. El Real Madrid vino al Camp Nou y se llevó la eliminatoria más fácil de lo esperado. Demasiado fácil, la verdad. Un Barcelona poco reconocible, fuera y dentro del campo. Los comentarios desafortunados de Roura durante la semana y de Cesc Fábregas fueron el inicio de un descalabro, que pocos esperábamos. Se puede perder, sí, pero no de esta manera.
El Real Madrid se adelantó en los primeros veinte minutos de partido con gol de Cristiano Ronaldo de penalti. Un penalti cometido por Piqué, propio de un alevín, cayendo en la trampa del portugués, quien estuvo de 10 en el partido de ayer. En ese momento se sabía que iba a costar y mucho llegar a empatar la eliminatoria y para ayudar el estadio no paró de animar. En esa primera parte, el árbitro pudo haberse comido un penalti de Xabi Alonso a Pedro, quien recibe un empujón dentro del área. Con ese marcador de uno cero los dos equipos marcharon al túnel de vestuarios.
La segunda parte fue la imagen de un horror, una película de miedo en la que el Madrid pasó por encima del equipo blaugrana. Otra vez, Cristiano Ronaldo anotaría el gol de los blancos, gracias a un rechace de un disparo de Di María. El tercer gol lo anotó Varane, qué decir del chaval francés, partidazo tanto ayer como en la ida. El gol del Barcelona lo anotó Jordi Alba quién no estuvo muy bien ayer y al que le necesita el equipo. El problema es que ni Jordi Alba, ni Xavi, ni Busquets, Piqué, Puyol, etc estuvieron bien, fundamentalmente se echó de menos a Messi., de quien no hay rastro en los últimos 4 partidos. El mejor del equipo fue Iniesta.
La derrota le viene bien al Barcelona si analizamos todo. La humildad que teníamos antaño estaba desapareciendo poco a poco. Nos creíamos muy superiores y debemos de respetar más a los rivales. Un ejemplo de ello, el comentario de Fábregas durante la semana, “tenemos al primer, segundo y tercer mejor jugador del mundo”, hay que respetar más señor Cesc. No le corresponde a usted ni decidir, ni decir eso. Por otro lado, Roura entró al juego de los árbitros de manera muy fácil en rueda de prensa. No se deben permitir escenas cómo esa de nuevo. Esperemos que todo cambie en el choque contra el Milán.
Pablo Leiva.
El Real Madrid se adelantó en los primeros veinte minutos de partido con gol de Cristiano Ronaldo de penalti. Un penalti cometido por Piqué, propio de un alevín, cayendo en la trampa del portugués, quien estuvo de 10 en el partido de ayer. En ese momento se sabía que iba a costar y mucho llegar a empatar la eliminatoria y para ayudar el estadio no paró de animar. En esa primera parte, el árbitro pudo haberse comido un penalti de Xabi Alonso a Pedro, quien recibe un empujón dentro del área. Con ese marcador de uno cero los dos equipos marcharon al túnel de vestuarios.
La segunda parte fue la imagen de un horror, una película de miedo en la que el Madrid pasó por encima del equipo blaugrana. Otra vez, Cristiano Ronaldo anotaría el gol de los blancos, gracias a un rechace de un disparo de Di María. El tercer gol lo anotó Varane, qué decir del chaval francés, partidazo tanto ayer como en la ida. El gol del Barcelona lo anotó Jordi Alba quién no estuvo muy bien ayer y al que le necesita el equipo. El problema es que ni Jordi Alba, ni Xavi, ni Busquets, Piqué, Puyol, etc estuvieron bien, fundamentalmente se echó de menos a Messi., de quien no hay rastro en los últimos 4 partidos. El mejor del equipo fue Iniesta.
La derrota le viene bien al Barcelona si analizamos todo. La humildad que teníamos antaño estaba desapareciendo poco a poco. Nos creíamos muy superiores y debemos de respetar más a los rivales. Un ejemplo de ello, el comentario de Fábregas durante la semana, “tenemos al primer, segundo y tercer mejor jugador del mundo”, hay que respetar más señor Cesc. No le corresponde a usted ni decidir, ni decir eso. Por otro lado, Roura entró al juego de los árbitros de manera muy fácil en rueda de prensa. No se deben permitir escenas cómo esa de nuevo. Esperemos que todo cambie en el choque contra el Milán.
Pablo Leiva.
