Los goles son la guinda de un pastel con una base sólida
La portería a cero. Cinco goles a favor. En contexto tan positivo cuesta mucho sacar algún punto negativo a un equipo que camina con calma pero sin pausa. El proyecto de Luis Enrique volvió a dejar una muestra de su fulgurante inicio, pero sobre todo dejó claras cuáles son sus señas de identidad.
Messi ha vuelto a ser el que fue. O mejor dicho, una evolución dentro de un jugador que no deja de sorprender. Cuando el mundo se centró en criticar su persona, él sólo quiso responder sobre el césped, pero no como nos tenía acostumbrados –con goles- sino con una versión solidaria y mejorada de sí mismo. Las asistencias son ahora su misión dentro de este Barcelona, por supuesto sin olvidar los goles y es que el que anotó ayer volvió a ser otra obra de arte.
El resto del equipo, caminando al lado de Messi, ha conseguido encandilar a una afición que necesitaba volver a sentir que su equipo tenía ese carácter arrollador. Sublime Rakitic en el centro, espectacular Mascherano y Mathieu en la línea defensiva y sobre todo, un futuro que atisba todavía mejoras. Sobre todo cuando llegue Luis Suárez y es que en esta versión de Neymar, que ayer se lució en el Ciutat de Valencia y demostró con su enfado al ser sustituido que quiere dar rienda suelta a su fútbol. Cuando el charrúa se calce las botas, Messi en la línea de 10 y Suárez-Neymar en la punta de ataque el equipo contará con el mejor ataque del mundo.
En el Ciutat, el Barcelona a cada gol daba un golpe encima de la mesa. Neymar, Rakitic, un sorprendente Sandro que cada vez que salta al terreno de juego sorprende, Pedro y Messi. El equipo se repartió los goles y por supuesto, es un reflejo de que este Barça reparte alegrías y méritos. Lo más importante ahora es que esta máquina no baje el ritmo, ni reduzca la marcha.
Pau Aguilera