Nada hacía presagiar que la tarde de fútbol que se iba a vivir en el Santiago Bernabeu acabaría tal y como lo hizo. El inicio con un emotivo recuerdo a las victimas de París no nos hacía intuir que la inmovilidad del equipo merengue nos dejaría un resultado tan abultado. Si minutos antes nos hubieran preguntado por un posible resultado del encuentro, la mayoría, por no decir la totalidad, de los culés hubiera pronosticado una victoria del Barça pero con un resultado mucho más ajustado.
Fue todo como en un sueño, el equipo funcionaba engrasado como maquinaria de la NASA, defensa bien plantada, portería guardada con seguridad, un centro del campo dueño absoluto repartiendo lo que parecían más de un balón a sus jugadores y una delantera soberbia en la que el uruguayo abrió pronto la cuenta del tute de goles que iban a encajar los blancos. En el minuto 10 Luis Suarez al que la prensa uruguaya recuerda las declaraciones de Florentino diciendo que no es tan buen jugador, recibe un pase magistral de Sergi Roberto y cruza para que Navas no pueda hacer nada.
Empezaba el gran desastre del R. Madrid que lucía toda la artillería que tiene en su vestuario y que la afición quería que estuviera para aplastar al Barcelona. Pero la historia fue al revés, el centro del campo blanco fue sencillamente evaporado por el general Iniesta - al que se le aplaudió cuando le sustituyeron - y los comandantes Busquets y Rakitic, El polivalente Sergi Roberto desconcentraba con sus idas y venidas fijando a Marcelo y creando superioridad en ocasiones, la delantera inconmensurable que hizo que perdieran los nervios, las formas y la deportividad una defensa del Real, en un encuentro que recordaran toda su vida ( y harán bien pues aprenderán algo de buen fútbol).
Comienza la segunda parte con un Real algo más metido en el encuentro y se suceden en pocos minutos dos jugadas blancas y una blaugrana pero será uno de los mejores jugadores de la noche el que reciba un pase de Suarez para anotar un disparo por toda la escuadra en el 52 que dejaba sin esperanzas a los de Benitez. Los gritos de "Florentino dimisión" y "Benitez vete ya" eran constantes y casi ya no se pitaba a Piqué cada vez que tocaba el balón.
Quedaba otro, de nuevo el jugador que no tan bueno, le metió el cuarto a un desesperado Madrid, impotente, sobrepasado, adelantado, humillado, apisonado, descalabrado, descabezado en definitiva abochornado por un FC Barcelona brillante, cooperativo, donde todos brillan desde Mascherano por su esfuerzo a un Munir que perdonó el quinto (si la llega a dejar pasar no se que hubiera pasado, solo faltaba el quinto de Piqué) en definitiva un equipo que nos hace soñar y que hace disfrutar a los que no son del Barça pero les gusta el buen fútbol.
