Xavi, Iniesta, Cesc, que regala una asistencia mágica. Xavi, aguanta, espera el desmarque, pase interior, en profundidad para Alba. Sprint del pequeño lateral y golazo. No es el Barça, aunque lo podría ser. Es la conexión culé que ha hecho grande a esta selección española. Junto con Piqué, Busquets y Pedro. Sin olvidarse de Valdés, que se ha ganado un puesto en esta selección y a Puyol y a Villa, que hoy han acompañado a sus compañeros desde la grada.
Y es que el mejor Barça de la historia y la mejor selección española han tenido una progresión exitosa paralela gracias a una generación de futbolistas hechos bajo el mismo patrón, con la mismo molde, el de la Masia. España ganó su primera Eurocopa con un once en el que estaban Puyol, Xavi, Iniesta, Cesc, que en aquel entonces militaba en el Arsenal, y Pepe Reina, que también salió de la cantera culé.
Aquella Eurocopa fue un punto de inflexión especialmente para Xavi. Luis Aragonés le colocó un poco más adelantado y el de Terrassa se desinhibió y se consagró definitivamente como el mejor centrocampista del mundo.
Tras aquel triunfo el Barça empezaba la era Guardiola. La historia ya la saben. El de Santpedor apostó por dos chavales. Un tal Pedro Rodríguez y otro tal Sergio Busquets, que del Barça saltaron directamente al combinado español. Y con ellos, el joven Piqué, que se había consagrado al lado de su amigo ‘Puyi’, y Valdés, que se ganó la plaza entre los tres porteros a base de Zamoras.
Valdés, Reina, Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Cesc, Pedro, Busquets… reinaron en Sudáfrica y ganaron el primer Mundial de la historia de España gracias al mítico Iniestazo. Dos años más tarde, el nuevo triunfo en la Eurocopa, con un auténtico partidazo ante Italia. 4-0. Insultante dominio español frente una ‘azzurra’ que había sorprendido con un juego de toque opuesto a su estilo tradicional.
Y en Kiev han ganado con otro chaval más de la Masia, un tal Jordi Alba, que después de una temporada de lujo en Valencia se ha coronado como un gran lateral izquierdo completando un campeonato excelente. Y antes de la final, firmaba por el Barça. Volvía a casa y, ¿cómo celebrarlo? Con un gol en la final. Y qué golazo.
Pero no sólo han sido los jugadores. Ha sido el tiqui-taca, ha sido el estilo, el fútbol de toque, el jugar sin nueve, con ese falso nueve. No era Messi, era Cesc, pero también vale. España ha ganado su triplete particular: Eurocopa, Mundial, Eurocopa, con el sello indiscutible del Barça.
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